jueves, 25 de marzo de 2010

el eterno retorno


Cosas que no cambiaron:

-El rostro afable, a veces vulgar, agrietado y escandaloso de la ciudad.
-Las minas.
-La botella de Malbec y Cabernet Santa Julia, de Bodegas Zuccardi, 13 pe en los chinos.
-El supermercado de los chinos.
-La locura que siembran familiares en la ignominia de sus balcones.
-El retraso.
-Los amigos que siempre están.
-Las borracheras por la noche; San Telmo por la noche; espumante de medio pelo y marihuana por la noche; nuevas novelas de los mejores escritores argentinos, encontradas en los escaparates amarillos de las librerías por la noche.
-El sonido adusto y metálico del contrabajo.
-La derrota.
-El boleto del bondi.

Cosas que cambiaron:

-Los precios.
-La casa de mi madre.
-La casa de mi padre.
-Mi casa.
-El año.
-El mercado de San Telmo (más sórdido, apagado, cerraron dos carnicerías de las buenas).
-Las minas que fueron.
-La angustia creciendo bajo mis sábanas (hoy se comportan en público).
-El llamado insistente de los compañeros de militancia (que hoy no existen).
-Los diesci (despojados, en gran parte, de sus pertenencias, arrojados en las arenas del Mediterráneo, bajo los escalones estrechos que dejan los pilotes de los puentes de París).
-La inocencia.
-Yo (que tuve la mejor novela entre manos / la mejor de la planta más dulce).
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