viernes, 27 de noviembre de 2009

lo posible también merece una oportunidad

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Casonia: ¿Lloras?
Calígula: Sí, Cesonia
Cesonia: Pero al fin, ¿Qué ha cambiado? Si es cierto que amabas a Drusila, la amabas al mismo tiempo que a mí y a muchas otras. Eso no basta para que su muerte te arroje tres días y tres noches al campo y te devuelva con ese rostro enemigo.
Calígula: ¿Quién te habla de Drusila, loca? ¿No puedes imaginar que un hombre llore por algo que no sea el amor?
Cesonia: Perdón, Cayo. Pro trato de comprender.
Calígula: Los hombres lloran porque las cosas no son lo que deberían ser. Deja, Casonia. Pero quédate cerca.
Cesonia: Haré lo que quieras. A mi edad se sabe que la vida no es buena. Pero si hay mal en la tierra, ¿para qué aumentarlo?
Calígula: Tú no puedes comprender. ¿Qué importa? Quizá salga de esto. Pero siento subir en mí seres sin nombre. ¿Qué haré con ellos? ¡Oh, Cesonia! Yo sabía que era posible estar desesperado, pero ignoraba el significado de esta palabra. Creía, como todo el mundo, que era una enfermedad del alma. Pero no: el cuerpo es el que sufre. Me duele la piel, el pecho, los miembres. Tengo que la cabeza vacía y el estómago revuelto. Y lo más atroz es este gusto en la boca. ¡Qué duro, qué amargo es hacerse hombre!
Cesonia: Hay que dormir, dormir mucho, dejarse llevar y no cavilar más. Velaré tu sueño. Al despertar, el mundo recobrará su sabor para tí. Que tu poder sirva entonces para amar lo que aún puede ser amado. Lo posible también merece una oportunidad.
Calígula: Pero para eso se necesita el sueño, la despreocupación. No es posible
Cesonia: Es lo que uno cree cuando está rendido de fatiga. Llega el momento en que la mano vuelve a ser firme.
Calígula: Pero hay que saber dónde posarla. ¿Y qué me importa una mano firme, de qué me sirve este asombroso poder si no puedo cambiar el orden de las cosas. Si no puedo hacer que el sol se ponga por el este, que el sufrimiento decrezca y que los que nacen no mueran? No, Cesonia, es indiferente dormir o permanecer despierto si no tengo influencia sobre el orden de este mundo.
Cesonia: Pero eso es querer igualarse a los dioses. No conozco locura peor.
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A.C., Calígula
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(-C’est ce qu’on croit au bout de la fatigue. Une temps vient où l’on retrouve une main ferme.
-Mais il faut savoir où la poser. Et que me une main ferme, de quoi me sert ce pouvoir si étonnant si je ne puis changer l’ordre des choses, si je ne puis faire que le soleil se couche à l’est?)
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